30 septiembre 2005

Lo que Chávez y Walter no hablan, lo que Blanca puede decir...

Difícil no referirse al caso Dossier. El impasse que, ha ameritado dos comentarios aclaratorios públicos y contundentes del presidente Chávez, pareciera seguir rondando en la mente de muchos llegando incluso a “asustar” (textual) a algunos sobre el desenlace del “proceso revolucionario”.
Se habla de censura pero lo que se le exige al periodista es rectificar, darle rectitud a sus palabras. Y la palabra recta en materia periodística es aquella que va acompañada de la verdad objetiva, de la prueba irrefutable. Bueno que, en vez de lanzar esa brumosa acusación de funcionarios que se “ponen una boina roja para robar”, Walter hubiese presentado ante la numerosa teleaudiencia las pruebas de tal acusación, rematando con un: “Sr. Presidente, acá están las pruebas y los nombres de los funcionarios implicados tales y cuales, esto que acabo de hacer constituye noticia criminis pero igual, por si a las moscas, mañana llevo este mierdero de papeles a la fiscalía y a la contraloría general e introduzco la denuncia. Disponga usted de las cámaras, señor director”.
Así que la directora del canal, el viceministro, el ministro, el presidente y quien suscribe coincidimos en que no puede suceder en el canal del gobierno lo mismo que en las televisoras privadas: periodistas que denigran y echan leña de la manera más irresponsable pero de allí no pasan. Nos viene a la mente la desaforada Patricia Poleo y sus calumnias contra Jesse Chacón acusándolo de haber comprado un cuadro de Reverón; recordamos al ministro Aristóbulo y el yate de ocho camarotes donde lo han puesto a navegar los “escuálidos” (sabemos, de buena fuente, que el negrito de vaina se ha montado en un peñero). .
Eso de la corrupción en el gobierno y de los que “se ponen la boina roja” para robar o aprovechar las circunstancias lo sabemos todos. Lo decimos todos: desde el presidente Chávez hasta un huevonote como Carlos Murillo. Pero una cosa es saberlo y decirlo y otra diferente probarlo en los tribunales y a través de la fiscalía, dos instancias estatales que, hasta ahora, han sido una tranca para el buen desenvolvimiento de la justicia en la V República. El asunto se complica más porque en todas revoluciones que han sido tales la justicia es de facto: primero el juicio sumarísimo y luego, cuando las aguas se calman, se hacen las Leyes. Y esta es una revolución bonita pues, no de facto. “Paciencia”, nos dice nuestra esposa Angelines, mientras escribimos y refunfuñamos unas mentadas.
Así que lo que debió hacer Walter Martínez, luego de la calentura evidente porque no lo invitaron a cubrir el evento de la ONU, fue iniciar la lucha anticorrupción con una noticia sustentada; no lanzarse, por soberbio, una descarga que cabalga en el sentido común, la voz popular y el mal ejemplo de algunos funcionarios, sino mostrar documentos, cifras y nombres. Eso es periodismo responsable. El respeto por la audiencia así lo exige. No es que no haya corrupción en el gobierno sino que si alguien afirma (así sea Walter Martinez o San Pedro que desciende en medio de la panoplia celestial) desde el canal oficial, manque sea, que la burra es blanca, es porque tiene los pelos en la mano y los planta frente al lente mientras el camarógrafo comienza a parir intentando un close-up no anunciado.
Si no es consecuente con su comentario, por más buen periodista, por más analista internacional acucioso y por más que le pedíamos a nuestra consorte que nos grabara el programa mientras trabajábamos para verlo al día siguiente, ante nosotros pierde credibilidad y se coloca en el mismo nivel que otros periodistas de los canales de oposición. No lo veremos más. Nos conformaremos por ahora con aporrea, ALAI y TELESUR (a esta última dedicaremos un especial artículo. Adelantamos algo: el caso es grave, gravísimo.)
Una cosa es murmurar en el botiquín o arrecharse en familia por las pifias de la chama Blanca Ekhout y otra someterla, por un comentario no sustentado, a sospechas ignominiosas frente millones de televidentes a cuenta de periodista estrella.
En el párrafo anterior vienen a la memoria un arsenal de chistes y comentarios graciosos sobre la pretendida egolatría sureña, pero... aguantamos los dedos. Sobre todo porque la primera y única vez que nuestra esposa, la gallega Angelines, nos provocó un despechó fue cuando le contamos el famoso chiste racista del lorito y el gallego que cruzan la plaza Candelaria. Tras los chistes sobre gentilicios hay un racismo solapado. Entendimos eso después que Angelines nos los explicó muy didácticamente antes de la reconciliación feliz y definitiva. “O dejas esos chistes de mierda sobre los gallegos o nanai nanai conmigo”, más o menos, pero en gallego, eso fue lo que dijo y agarramos línea de inmediato. Lo comprendimos aún más después de comprobar que algo peor que un sureño ególatra es un venezolano queriendo parecerse a un sureño ególatra, conocemos a un par de músicos nativos famosos por esa condición. La revolución venezolana llegó por el centro del arco barriendo hasta con el folklore humorístico popular: tenemos un ministro de educación afrodescendiente y otro, de la cultura, nacido en la gloriosa tierra de Galicia. O sea pues: en la tierra natal de Bolívar ni los negros son vendedores de chicha, ni los gallegos protagonistas de chistes con lorito. Contimás, los sureños están obligados a no ser ególatras y pal carajo los chistecitos.
A Blanca, muchos le solicitamos que presente las cuentas del canal a la contraloría social. Para matar la culebra por la cabeza y acabar con el impasse Walter Martínez, le pedimos que publique las cláusulas y duración del contrato que el mencionado suscribió con el canal del estado (es decir de todos los venezolanos). Que nos diga a todos y, en especial, a los que fueron a protestar al canal, cuanto costó y cuesta sacar al aire el programa Dossier y las condiciones que exige el periodista para trabajar. Quisiéramos saber en numeritos redondos: ¿cuánto paga PDVSA, por ejemplo, por la pauta publicitaria en el espacio? ¿qué porcentaje le queda al canal? ¿cuánto al periodista?. Si los hay ¿qué otros periodistas cobran por pautas?. Si no los hay ¿porqué otros no y Walter si?. “Dios habla por las matemáticas”, dijo Pitágoras y nosotros queremos escuchar la voz divina.
¿Serán esas respuestas que buscamos a las que se refería nuestro Presidente cuando dijo en llamada telefónica al programa La Hojilla "Yo se cosas que ni siquiera ustedes saben, ¡si yo hablara!"?. ¿Serán? ¿no serán?. Que alguien lo diga con los pelos blancos en la mano.
Lo demás es paja loca y fisuras por donde se cuela el enemigo.

3 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Sr. Murillo, gracias por dejarme participar a través de esta web, ante todo.

No me parece de buen gusto hablar mal delante del anfitrión, en este caso usted, siendo yo el invitado. Pero es mi comentario, qué le vamos a hacer, no tengo otro.

En primer lugar, VTV no es del gobierno, como usted dice, es del pueblo. No sé por qué además, me queda la sensación de que "Carlos Murillo" es funcionario de éste gobierno, y de no serlo, al menos se expresa como si fuera: de manera arrogante y con desprecio hacia el pueblo. Revise sus líneas, sea autocrítico y notará lo que le digo.

Al parecer maneja usted informaciones que no manejamos "lo mortales", pero además, con una superficialidad que raya en lo ofensivo.

Yo me he sentido ofendido con éste su artículo. Y conste que no soy uruguayo, aunque sí sureño: Nacido en Caracas, de padre y madre venezolanos y abuelos venezolanos, en Suramérica.

Ofende porque se burla, de manera descarada, de quienes estamos liderando esta revolución desde el anonimato, desde la base, desde las trincheras en donde a veces ni siquiera hay un plato de comida.

El asunto con Dossier no es cuánto cobra su conductor o si tiene privilegios o no.
¿Entonces? ¿Si Walter Martínez no hubiera hecho la denuncia que hizo seguiría cobrando como si nada pasara?

El asunto es que los que estamos abajo, las bases de éste proceso, nos estamos sintiendo DEFRAUDADOS con los actuales dirigentes. Ya saldrá Super Nestor Francia a decir que quien escribe esto es la Cía.

¡¡¡Mis cojones la Cía!!!!!

El asunto es que mientras más se profundiza más se descubre la sociedad de cómplices en el gobierno, del cual usted, señor Murillo, tengo la intuición forma parte.

Ustedes, los funcionarios, no defiemnden una revolución, defienden un puesto. Eso es corrupción. Y encima se meten en aporrea a opinar.

¿sabe qué va a pasar cuando venga un nuevo golpe en Venezuela? que vamos a salir a rescatar a Chávez y vamos a tomar el poder directamente nosotros, y luego además vamos a hacer un juicio a los ex funcionarios porque más corrupto es engañar al pueblo en nombre de la revolución. Doble pena se merecen, por robar en nombre de la revolución.

Es todo.

8:54 p. m.  
Blogger Carlos Murillo said...

Señor anónimo:
Vayamos por lo primero: VTV es del gobierno, es decir, en teoría, del gobierno del pueblo.En la revolución bolivariana pueblo y gobierno debieran ser lo mismo. Todavía no son, pero lo serán tarde o temprano. Chávez dixi: "Ahora el gobierno es el pueblo".
¿O es que Chávez miente? O a lo mejor no miente sino que expresa una intención. Si es lo primero mejor no seguir escribiendo ni se aparezca por acá. Pero supongamos que es lo último; así pos si.
Vayamos por lo segundo para que no le quede tan amarga sensación: no somos funcionario del gobierno ni vivimos de él. ¿Nos expresamos como si lo fuera?. Si, a veces, despues de todo también votamos por este gobierno (como buena parte de sus funcionarios).Al parecer no ha leído nuestros anteriores escritos a propósito de funcionarios e indicios de corruptelas y mal gobierno.
Su intuición es infantil y elemental: este defiende al gobierno, ora es funcionario. Sigamos por ese camino. Yo pueblo, yo bueno. VTV malo, Walter bueno.Yo Tarzan, tu Jane.
Nojoda, por favor...
Vayamos por lo tercero: el desprecio al pueblo.
Léemos y reléemos el artículo con sentido autocrítico. No encontramos el tal desprecio ni la burla. Conclusión: se sintió aludido. La vaina es que en medio del arrecheron que expresan sus palabras en la defensa de un tipo declaradamente de derechas (si, Walter Martinez es, autoconfeso, de derecha ¿lo sabe verdad?) no se pueda dilucidar muy bien que fue lo que le molestó de nuestras lineas. Si Walter no hace la denuncia igual no le iban a renovar el contrato; por eso es que la hace y además lea con atención, simplemente pedimos sumas y restas de las cuentas del canal ¿o no es eso parte de lo que pide el pueblo, es decir nosotros: usted, yo, todos?. Tómese el trabajo de investigar o indagar más sobre el tema cuando su liderato le deje un tiempito. Sospechamos que algún callo, aparte de VTV, le hemos pisado.
Vamos por lo cuarto: concedido. En el barrio donde me crié "sureños" se les llamaba a chilenos, uruguayos y argentinos. En la trinchera que lidera, en esa en que no hay a veces para un plato de comida pero si para pagar la conexión a internet, pregúntele a las bases que entienden por "sureño", a lo mejor entenderán lo mismo que nosotros. Pero repetimos: concedido. Sureño para los yankys somos todos los que estamos de México para abajo. Sureños desde hoy serán para nosotros todos los latinoamericanos. Asi seamos del norte de la América del sur. Le agradecemos esta crítica y rectificaremos el término en un artículo que hacemos sobre TELESUR y la CIA (no la de sus cojones o la de Nestor Francia sino la que fraguó el golpe del 11 de abril y prepara la contrarevolución).
Lo quinto, lo sexto y lo séptimo no merecen mayor comentario.
Vayamos por lo octavo:umju. Estamos de acuerdo. Haremos un "juicio a los ex-funcionarios" con degollina y todo, luego de "rescatar a Chávez".Lo decimos en serio. Nos anotamos en esa.
Vayamos a lo noveno: nos vamos al trabajo. Como no somos funcionario debemos partirnos el culo trabajando toda la noche y tenemos un retraso ya de quince minutos por estar guebeando aqui, "¡pucha...! guebeando y debo trabajar pues mijito" diría un chileno (o un sureño de los del suroeste). Viernes y para mas vainas día de cobro.
Agradecidos por su lectura y mucho más por sus comentarios.
Carlos Murillo

11:28 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Pues yo creo mas bien que Chávez miente y miente mucho. A él le han llegado innumerables denuncias de corrupción (desde que el comandante Urdaneta era director de la DISIP) y hasta este momento no hay nadie preso. El sabe quienes son los corruptos, el mismo lo dijo "Si yo hablara...". A él que tanto le gusta hablar y ahora prefiere callar? hummm...

12:36 a. m.  

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