30 agosto 2005

Con todo el respeto (posible) al Ministro Sesto y sobre el milagro de Milagros o como nuestros legisladores superan a Jesucristo

Por fin el Ministro Sesto responde algunos señalamientos hechos a través de la página Aporrea.org por un anónimo, algunos indeterminados desconocidos y una conocida, Ninoska Lazo. No conocemos a esta terrible dama pero si en cambio leímos su Proyecto de Ley Orgánica de Desarrollo Cultural Endógeno que anda circulando en la red desde hace tiempo, ¿lo conocerá Sesto?. Nos interesa saber más su opinión sobre el proyecto de Ninoska que la molestia que le provocan las descalificaciones personales. Ninoska Lazo de Aldazoro no solo califica -quizás injustamente- y bota candela como un dragón sino que también propone algo muy serio, podemos verlo en: http://www.debate-cultural.org.ve/NinoskaLazo2.htm (dicho sea de pasadita Ninoska, eso no es un proyecto sino un anteproyecto y porque te lo estamos señalando no nos vayas a echar plomo como lo haces con el susodicho).
Acerca de la pirotécnica adjetiva del tal “Macaurelio”, que origina el escrito del Ministro y expresión inevitable de los tiempos, no diremos nada. Este anónimo es parecido a los petardos acostumbrados de la Navidad: peligrosísimos pero inevitables.
Sobre nos, permítasenos, un breve comentario autobiográfico para que el Ministro, quienes trabajan con él y los lectores puedan “situarnos en el contexto”.
No creemos que se le agregue nada a las ideas pero por lo menos ahorraremos algunas incógnitas: cincuentón; tirapiedras desde los tiempos de Leoni en el liceo Fermín Toro; músico egresado de una escuela nacional; pasantía en el douglismo a finales de los sesenta y principios de los setenta; becario Ayacucho en un conservatorio europeo; fanático de las composiciones de Alí Primera, Luisito van Beethoven y Dizzy Gillespie; breve pasantía en orquesta nacional a inicios de este milenio; enemigo de cócteles (a no ser los molotov) y agasajos pero nos zampamos media docena de rones por el gañote cada vez que se puede; nos encantan las tertulias políticas de botiquín y también cuanto acto y marcha convoque el gobierno; misántropo, eso puede explicar que muy pocos nos conozcan; ayuntados por tercera y esperamos que última vez con Ángela Inés Castro Rodríguez, Angelines para la familia; nativo de la capital y residente en el Municipio Sucre, Estado Miranda; de profesión cazador musical en tascas, matatigres queremos decir; no pertenecemos a la cofradía flamígera de la señora Lazo ni a ninguna otra; fanático de los caldos gallegos, del Magallanes y del Barsa que anteayer empató con el Alavés vascuence, lo que demuestra una vez más que en el futbol, como en la polémica cultural, no hay enemigo pequeño. Un “outsider” como se puede deducir, un “nuevo sujeto social” que, alentado por el viento bolivariano y el casquillo de su esposa, retoma la palabra luego de muchos años de silencio.
En política, nos ubicamos un medio metro más a la izquierda del Ministro y veinte centímetros a la derecha de Ninoska; unos doscientos milímetros de amplitud que nos evitan la ofuscación de llamarlo escuálido, neoliberal y todas esas vainas feas que se dicen; las siete pulgadas necesarias que reconocen la sinceridad de sus palabras; la breve distancia que nos permitirá tenderle el apretón de manos cuando lo veamos en alguna trinchera, no sin cierta cautela pues luego de la traición de Miquilena y Rosendo, dejamos de confiar en el tino del Comandante Chávez al elegir a sus más cercanos colaboradores; ha mejorado mucho pero nunca se sabe.
Repetimos en relación a Sesto: estamos de su mismo lado. Debe tener más paciencia. En cualquier batalla donde se cruzan tiros, así sea de ideas, siempre habrá algún pelotón de nuestro ejército con mala puntería.
Es desalmada e injusta la comparación que hace Ministro Sesto de Aporrea con El Nazional por darle cabida a los “francotiradores” y al “tirapiedrismo”. Prefiero mil veces a un francotirador como “El Macaurelio” y su metralla desconsiderada que la suciedad intelectualoide y verborreica de un Ibsen Martínez.
La historia abunda en ejemplos de la cochambre discursiva entre revolucionarios que se enfrentan. Recordamos los sapos y culebras que escupía Marx (genio en el arte menor de la sátira y el insulto del adversario) sobre el gran revolucionario anarquista Bakunin. Hagamos una lectura superficial de las actas de la I y II Internacional Comunista y veremos que el mal estilo en la polémica de la izquierda es una sus condiciones originarias. Así que si bien es cierto las expresiones subalternas y descalificadoras sobran, no deben levantarle ninguna sospecha a nadie, muchos menos al ministro que debiera tener el cuero duro. Si feo es el motivo de la queja peor es la conclusión: “ hay derecho a pensar que estamos en presencia de algunas infiltraciones ”. Conocemos esa expresión desde los tiempos estudiantiles. Lamentamos que se recuerde el fusilamiento del poeta Dalton a propósito de Ninoska Lazo y no de Pérez Oramas quien si propuso su asesinato de manera pública.
Viene a nuestra memoria de manera reflexiva y -¿porqué no?- autocrítica un breve escrito, leído en nuestros años juveniles, del camarada Mao titulado “SOBRE EL TRATAMIENTO CORRECTO DE LAS CONTRADICCIONES EN EL SENO DEL PUEBLO”. Citamos para nos, para tirios y troyanos un párrafo del mismo:
“La eliminación de los contrarrevolucionarios es una lucha, una contradicción, entre nosotros y el enemigo. Dentro del pueblo, hay gentes que consideran esta cuestión desde un punto de vista algo distinto. Dos tipos de personas tienen criterios diferentes del nuestro. Las que, con una mentalidad derechista, en vez dé establecer una distinción entre nosotros y el enemigo, toman al enemigo por gente nuestra; consideran amigos a los que las grandes masas miran como enemigos. Las que, con una mentalidad izquierdista, exageran el alcance de las contradicciones entre nosotros y el enemigo hasta el punto de tomar como tales ciertas contradicciones en el seno del pueblo y considerar contrarrevolucionarias a personas que en realidad no lo son. Ambas concepciones son erróneas. Con ninguna de ellas se puede tratar correctamente el problema de la eliminación de los contrarrevolucionarios, ni apreciar en su justo valor nuestra labor a este respecto”.
http://www.etext.org/Politics/MIM/nr/mao/citas/sp_lr_04.html.
No nos referiremos más al plañir del Ministro; intentaremos centrar el debate donde se supone que debió hacerlo por estos tiempos, con la mayor elegancia y respeto que nos sea posible (de verás trataremos) para que los compas de Aporrea nos publiquen y se eviten un nuevo regaño. Total, de seguirnos refiriendo al vituperado poeta y arquitecto, , repetiríamos exactamente lo mismo que escribimos en un artículo anterior ( http://www.aporrea.org/dameletra.php?docid=16190 ), con el único agregado de una cajita de analgésicos para el dolor, para hacer honor al esfuerzo que el Gran Timonel Mao le dedicó a los atajaperros de la posteridad revolucionaria mundial.
Luego de este trotecito inicial de calentamiento vayamos al grano. Hacemos, nuevamente, la invitación al camarada Farruco y a todos los que se interesen por el tema cultural del país a debatir con seriedad sobre lo que continua y a, rencillas aparte por un tiempo, hacer posibles los escenarios para la confrontación.. Bienvenidos a la batalla de las ideas.
El pasado 16 de agosto se aprobó en primera discusión el Proyecto de Ley Orgánica de Cultura, luego de cuatro años de cacarear sobre la Ley, de varios anteproyectos que rebotaron del CONAC a la Asamblea y viceversa, de enconados pero cerraditos (por la poca gente) debates y de los cuales uno se enteraba luego haber sucedido. Sospechamos que el milagro de esta aprobación se lo debemos a Milagros (Santana), la diputada encargada de la subcomisión respectiva . Una Milagros que, como es lógico, trabaja para la reelección en diciembre. Decimos el milagros de Milagros porque debe haber constituido un portento de la providencia posible gracias al pujo supermánico y maracucho de la diputada, que la Asamblea Nacional haya aprobado en un solo día y sin reparo alguno el Proyecto de Ley en primera instancia.
En la política nacional , salvo excepciones contadas, no suele tomarse en serio el menester cultural. Basta ver los prolegómenos legislativos culturales de la V República en los debates de la Sesión Ordinaria del 30/10/1999 de la Asamblea Nacional Constituyente que aprobó los artículos relacionados con el tema. Salvo las intervenciones acertadas del maestro Gustavo Pereira, las pifias de Reina Lucero y el fastidio de Olavarría y Combellas , no hay más nada digno de mención. Los artículos referidos a la cultura no fueron tema de amplio debate. Si le interesa la cultura y quiere que se le alborote la bilis váyase a: http://www.asambleanacional.gov.ve/ns2/constituyente.asp?id=54 .
A nuestro entender y creencia este milagro legislativo supera el que hizo Jesús en las bodas de Canaán cuando transformó el agua en vino, episodio del Nuevo Testamento que aún nos mantiene irreductible en el bando de los alcohólicos y con cierta duda, por izquierdoso, en el de los cristianos. De milagro a milagro hay un trecho enorme: Jesús lanzó un guiño indiscutible a la pachanga y la bebedera de aguardiente; los que elaboraron y aprobaron el proyecto le tienden la mano a la reacción. No hablamos paja. Ya veremos porque.
No se justifica que lo aprobado en la sesión del día 16 de agosto del 2005 sea un adefesio de parto menor que pasó liso y desapercibido del “ojo pelao” de los asambleístas chavistas y de las objeciones a que nos ha acostumbrado la oposición cuando se discute una Ley que afecta al capital oligárquico.
Puede revisarse el proyecto aprobado en http://www.asambleanacional.gov.ve/ns2/leyes.asp?id=697
Señalaremos, entre otras no menores, tres barbaridades presentes en el proyecto, aprobado a Dios gracias tan solo en la primera discusión (por ahora).
Veamos:
Artículo 11.” Se declara de interés público el acceso de los ciudadanos a las instituciones de bienes y servicios culturales, sin distingo de raza, origen étnico, credo, sexo, condición física o mental o condición socio-económica”. (s.n).
Esta palabreja odiosa (RAZA) aparece también en el texto constitucional. ¿Un gazapo?. Pudiera ser. Pero no producto de la dislexia sino por ser un rezago semántico de los constructos teóricos de los opresores del siglo XVII que trataban de justificar la desigualdad de los seres humanos a través de la división pseudocientífica de los mismos en cuatro tipologías “raciales”: la amarilla, la negra, la blanca y la cobriza.
La definición dejó de existir en el apartado que se le dedica a la palabreja en el Diccionario de la Real Academia Española (DRAE, el “mataburros” como lo llamaba el padre Antonio en el Colegio Salesiano, donde aprendimos a garabatear) en su vigésima segunda edición del año 2002. Se mantuvo ese significado hasta la vigésima primera edición, la del año 1992. Hoy por hoy científicos genetistas, antropólogos, sociólogos, etnólogos y, como se puede ver en http://www.rae.es, hasta los reaccionarios y tercos académicos de la lengua desecharon el uso de RAZA para referirse a los diferentes grupos humanos. Existe una sola raza humana.
Créannos, no es una pendejada sin importancia; primero fue el esclavismo, luego la palabra raza para encubrirlo y justificarlo, después las teorías racistas para darle fundamento filosófico y científico, finalmente el ku-klux-klan, el nacionalsocialismo y sus cámaras de gas para acabar con las “razas inferiores” porque con la tecnología dejaron de hacer falta. Así pensaba y sigue pensando el fascismo.
Una perla sobre el término:
“ La idea de raza es, con toda seguridad, el más eficaz instrumento de dominación social inventado en los últimos 500 años. Producida en el mero comienzo de la formación de América y del capitalismo, en el tránsito del siglo XV al XVI, en las centurias siguientes fue impuesta sobre toda la población del planeta como parte de la dominación colonial de Europa”. (Cita de Aníbal Quijano. Puede leerse el escrito completo del cual fue extraída en http://www.dlh.lahora.com.ec/paginas/debate/paginas/debate105.htm ).
Diputada Santana: ¡a los opresores hay que combatirlos hasta en el léxico!.
Claro que, por otro lado, ya se ha descubierto el desarrollo cultural en la raza de los chimpancés. Pero, el único animal de estos que hemos conocido en el territorio nacional era una hembra que existía (o existe) en el Parque Zoológico El Pinar de Caracas y cuyo único comportamiento “cultural” observable, además de la ladilla evidente del encierro en la jaula, consistía en lanzarle un buche de saliva y agua a los visitantes que, entre ascos, puteadas y risas, se apartaban velozmente de la baranda, a la vez que la simpática y vengativa primate aplaudía. Si es por este detalle solitario que se incluyó la palabra RAZA en el proyecto de Ley es innecesario y un poco exagerado; con todo el respeto para la compatriota mona (la del Pinar, no sean los lectores tan mal pensados) y demás fauna, esto es materia de un reglamento para zoológicos y no de la Ley Orgánica de Cultura. Pendientísimo para una enmienda constitucional.
Segunda gazapeada: la expresión “ministerio del ramo” aparece cinco veces en el proyecto aprobado. Pero... ¿es la cultura un “ramo”?. Ramo el de las panaderías, de la industria, del turismo, el fiscal, de los bares (o de la felicidad humana), de la mercería... y el más equivocado de todos los ramos: el de flores que, por caballero e ingenuote, el comandante Chávez le obsequió a la periodista escuálida Nitu Pérez Osuna en la entrevista televisiva de CMT el año 2001. Pudiera argumentarse en contrario que la Ley se refiere al Ministerio del ramo como actividad de la administración pública pero es imposible sostener esto a la luz del segundo artículo que contiene el mismo proyecto:
“Artículo 2. A los efectos de la presente Ley, la cultura es el conjunto de manifestaciones, representaciones, procedimientos y modalidades de la creatividad humana, individuales y colectivas, aprendidas, acumuladas, permanentemente enriquecidas, que determinan la singularidad de una sociedad y de las diversidades que la integran como totalidad histórica situada en un espacio determinado”.
Es decir cultura es todo.
La CULTURA no es ramo, hoja, flor, raíz o fruto, es el árbol completo. No es una parte del todo; no es la sexta definición que da el Diccionario de la Academia “Cada una de las partes en que se considera dividida una ciencia, arte o industria, etc. “. Es el todo mismo. ¿Será que la Ley toma la cuarta definición del DRAE: “Ristra de ajos o cebolla”? O peor ¿la séptima definición:”Enfermedad incipiente o poco determinada. Ramo de perlesía, de locura”?.
Mucho tememos que la incongruencia sea producto de la subestimación, consciente o no, que le asigna a la cultura la Asamblea Nacional. Se discute la Ley como una más, o peor, como una menos que aprobar y se remata en un día, con las manos alzadas, el montón de disparates.
Pero atención. Lo que viene no es un simple gazapo, un desliz etimológico, sino una aberrante y peligrosa cuña capitalista. La constitución nos dice en su artículo 100 que:
“Las culturas populares contentivas de la venezolanidad gozan de atención especial, reconociéndose y respetándose la interculturalidad bajo el principio de igualdad de las culturas. La Ley establecerá incentivos y estímulos para las personas, instituciones y comunidades que promuevan, apoyen, desarrollen o financien planes, programas o actividades culturales en el país, así como la cultura venezolana en el exterior. (...)”. (s.n)
En cambio el proyecto de Ley aprobado establece un capítulo completo para el incentivo y la protección de la llamada “industria cultural”, ramo –esta vez si– de la actividad productiva que no nos espeluzna pero que persigue la rentabilidad financiera de la cultura por encima de los beneficios sociales y espirituales, o sea que, nada que ver con el socialismo del siglo XXI, estimados y estimadas.
Veamos parte de la aberración aprobada:
“Artículo 37. Es deber fundamental del Estado la promoción, protección y apoyo a las personas naturales y jurídicas que desarrollen la función económica de la cultura, especialmente en las áreas de las industrias culturales y la artesanía”. (otra vez s.n)
En el artículado subsiguiente del mismo capítulo se desarrolla esta malévola pretensión.
La Ley lejos de reconocer la atención especial de las culturas populares, tal como constitucionalmente se establece, para lo cual debería limitar y no brindar “promoción, protección y apoyo” a la función económica de la cultura y la industria que se caracterizan por expoliar el acervo artístico popular, extiende un manto protector a las concepciones neoliberales y rentistas que debe estar provocando las delicias del combo oligarca. Un bocado de cardenal para los empresarios del espectáculo, el libro, el cine y el disco que ya sacan sus cuentas; una estocada difícil para artistas, activistas culturales, asociaciones civiles y las cooperativas que el mismo estado a través del CONAC está fomentando.
La industria no produce bienes ni valores culturales con fines humanistas sino que los parasita de su entorno original, convirtiéndolos en meras mercancías. Los despoja del valor de uso, de sus contenidos espirituales, simbólicos y afectivos y los transforma en constantes y sonantes valores de cambio. No negamos absolutamente la intervención de la industria en la producción y circulación de bienes y valores culturales pero esta debe sujetarse a la necesidad colectiva de la nación de potenciar y difundir sus valores creativos, muy por encima de la rentabilidad económica de cualquier empresario. Ese sujetarse del que hablamos para proteger a las culturas populares, esa camisa de fuerza a la locura capitalista y el oportunismo fagocitario en materia cultural era lo que esperábamos del proyecto de Ley aprobado. Resultó todo lo contrario.
En el futuro, si nos publican éste y podemos soportar la roncha de seguir remendando los baldones del esperpéntico proyecto de ley, intentaremos demostrar como en el mismo existe la discriminación étnica y la génesis de cierto “chauvinismo indigenista”. Algo de eso ya adelantó Roberto Hernández Montoya en unas declaraciones a ABN.
¿Vale la invitación a la polémica?. Esperamos que si.
Fine.

23 agosto 2005

La Cultura en la V República o Sesto Novas pal` baile


Si soy un borracho sin remedio que me importa tomar caña blanca barata...lo que importa es el tamaño de la pea”.
(De un beodo que filosofaba en una acera de Petare).

Comenzamos saludando la intención de la gente de Encontrarte de hacer una entrevista a Francisco Sesto Novas, con énfasis en los puntos álgidos y más criticados de su gestión. Sin embargo, nos quedamos con los crespos hechos esperando un poco más de agudeza, de perspicacia, de malicia en el cuestionario respondido y en el cual, con mucha elegancia, el entrevistado decidió irse a la ducha sin recorrer la cancha entera, como corresponde a la complejidad de su cargo, Ministro de Cultura, es decir, algo así como entrenador de un equipo que juega la Copa Mundial.
A continuación unos chutes directos al arco (del Ministro) desde la zona de penalti.. (¡Y que viva el Barsa! aunque se enfurruñe Angelines, nuestra esposa, coruñense y curruña a distancia del Ministro, por paisana y por esa manía de llevarnos la contraria en política, que es lo mismo).
Por ejemplo, en relación a la llamada “constituyente cultural”, Señor Ministro, usted bota tierrita y se va por la tangente, descalificando el fondo del asunto: realizar una gran convocatoria nacional para discutir leyes, instituciones y políticas culturales. No se precisa que discutan diecisiete millones de personas para colectivizar y transformar la gestión cultural. Semejante razonamiento es ridículo y da la impresión que se recurre a él no por honesta duda sino para descalificar las exigencias de participación. Se trata de ampliar el debate de manera incluyente. Se trata de generar opinión pública tal como sucedió con la ley RESORTE y organización como en la Ley de Tierras. Quizás el nombre de “constituyente” remite a pompa, pretensión y utopía. Cierto que sus mecanismos no están todavía claros. Cierto que alguno que otro de los que la enarbolan le tienen la vista en el pescuezo o buscan palestra y sacar ganancia de la oportunidad lanzando dicterios en su contra.Dice Sesto en relación a la “constituyente”: “lo veo nada más como una consigna que puede ser orientadora pero que también puede enredar las cosas.”. O lo que es igual: “me suena a Chavéz y a revolución pero no voy a ese baile”. ¿Qué cosas se enredarían Ministro?. ¿Las cosas del ministerio?. Intentaremos aproximarnos a esas cosas que, desde nuestro punto de vista, se desenredarían con lo que descalifica llamándolo “veleidades utópicas”.
Es verdad, Ministro, las perspectivas de esa discusión, llámese “constituyente”, “reconstituyente”, “gran seminario cultural”, “megadebate” o “caimanera de los artistas”, se adivinan como un despelote de madre, un amasijo de intereses, oportunidades y riendas sueltas para saldar rencillas y reclamar cuentas.Basta imaginarse cuando lleguemos al siguiente derrotero: Sistema de Orquestas Sinfónicas Juveniles e Infantiles (48 millardos asignados por el Ministerio de Salud y Desarrollo Social) Vs, Plan de Financiamiento Cultural al Sector Privado, alrededor de dos mil seiscientas instituciones o grupos en todo el país (47 millardos asignados por el CONAC). Ya sabemos, Ministro, la admiración que tiene por Abreu hasta el punto de tener como referencia al bendito sistema orquestal que regenta el susodicho como modelo para el megamuseo que se proyecta (nos preguntamos si Sofía Imber será su futura directora). Francamente, nos dio un pasmo facial cuando leímos la desafortunada comparación en una reciente entrevista publicada por EL MUNDO. Conocemos su opinión en tan delicado asunto pero... ¿no sería un debate sabroso? ¿no sería una muestra de amplitud brindar escenario a opiniones diversas a la suya?. No tenemos grandes páginas para expresarnos (ni las tendremos por tanto periodista tarifado) pero sí el mismo derecho a expresarnos.Ni hablar cuando toque la hora de discutir las cuantiosas inversiones que se hacen en encuentros internacionales de intelectuales, filósofos, poetas, músicos, etc. Y no es que nos opongamos sino que “bueno es cilantro pero no tanto”. “Practica el instrumento Carlitos, pero no nos atormentes y respeta la hora de la comida”, dice Angelines, mi esposa, cuando maltrato las partituras durante horas y mientras cocina los caldos mundialmente conocidos originales de su Galicia querida. Así que ya va estando fuerte tanto encuentro mundial y tanta bomba. Eso sería tema de agarrones fastidiosos en el “megadebate”, sin duda.Seguro tendríamos a una cohorte de gerentitos culturales municipales y estadales encaratados y dando muestras de su ignorancia en el Plan Estratégico que debe guiar la acción de gobierno en todos sus niveles.
Para más dolores de cabeza, se harían presentes los grupos de siempre, los mismos personajes, los camaleones, los vividores de la Cuarta y los más peligrosos, por ladinos y currículo de rojillos, que son los de la Quinta.
Es complejo el debatir que se plantea pero absolutamente inevitable si queremos hacer una revolucion. Por supuesto, debe importarnos el cómo, el cuándo y el cuánto pero después de cuarenta años de basura cultural estatal más importante es dar la discusión, aún en el mayor desorden e incertidumbre. (Ya lo dijo el filósofo petareño: “... lo que importa es el tamaño de la pea”). ¿Difícil y complicado como sugiere la entrevista?. Si, pero no imposible.
Si nos encojonamos con la idea arrechísimamente, revolucionariamente, si intentamos tomar el cielo por asalto también tendríamos muñequeras, comunicadores alternativos, jóvenes estudiantes, cultores populares, indígenas, artistas populares, minorías extranjeras, músicos resentidos y todo bicho de uña y pluma (que también los hay)... es decir Señor Ministro, ese gentarascal que la jerga política venezolana actual llama “nuevos actores sociales”. Créanos si le decimos que el universo cultural y artístico del país es muchísimo más amplio de lo que usted ha conocido en el ejercicio de su labor intelectual y/o función ministerial. Somos muchos más de los que piensa o aparecen en las listas.
Claro que en este “certamen de opiniones” del que hablamos habría cizaña, mucha cizaña, miasmas y mala yerba, pero las cien flores, las cien escuelas del pensamiento cultural y estético del país competirían como en ningún otro lugar en el mundo. Sería un verguero discursivo rico y desencadenante de nuevas proposiciones y de otras, no tan nuevas, relegadas por siempre. Convenceríamos a mucha gente de entrar en el zafarrancho. Hasta al mismo Comandante le encantaría la idea de la convocar al bochinche. Le aseguramos que será más fácil convencerlo de eso que de haberle creado el ministerio.
Lo contrario es pasar agachado por comodidad. Lo contrario es Milagros Santana descuartizada por Escarrá en la Asamblea Nacional en la presentación del pobre proyecto de ley ante la indiferencia pública. Lo contrario es un dudoso proyecto aprobado en la casi total ignorancia de los que deberían estar más interesados. Lo contrario será una Ley que nadie hará suya. Lo contrario serán las mismas instituciones, burocracia y políticas culturales a pesar de los millones de libros repartidos que no es que sean malos sino que se quedan cortos. Lo contrario es la roncha de un grupúsculo de funcionarios decidiendo los dineros y destinos culturales nacionales. Lo contrario es (dejemos la vaina y el disimulo que usted también piensa así) esas caricaturas de consulta para otorgar “aportes”, “subsidios”, “financiamientos”, la “fula” o como se quiera llamar que seguirán siendo año tras años un mateo administrativo de dos días orientado por funcionarios incapaces, para cumplir con la conciencia y hablar de participación, sin confrontar los proyectos favorecidos con las necesidades colectivas, regionales o municipales, mas allá del cumplimiento de los requisitos formales y entrega de las facturas. Cierto que el problema no está en los reales sino en el “modelo perverso” y clientelar que se heredó, en eso estamos de acuerdo, pero ¿cuál es el temor a transformar juntos? ¿porqué no hay consulta, coño, si se trata de que “EL PUEBLO ES LA CULTURA” y entonces el pueblo (es decir yo, tu, el, nosotros, ustedes, titirimundachi, Señor Ministro) debe ser parte de las decisiones en las que esté directamente interesado?.
Lo contrario es nuestro país, cantera de músicos populares, a cuenta y riesgo de vivarachos que los parasitan (un Salazar cualquiera, por decir algo, entre otros selectos). Lo contrario es Madera y sus treinta giras nacionales e internacionales en la Cuarta, Quinta y, por lo que se ve, en la Sexta República, la gente de San Agustín echando humo y usted como si nada exhibiendo el viajecito a Uruguay de este conjunto musical como un logro de gestión.
Lo contrario es el argumento que concluyó la vieja COPRE: “no vale la pena plantear el cambio porque es imposible realizarlo y existe el riesgo de empeorar las cosas”.
¿Qué van a perder en este debate, Señor Ministro, los que nada tienen y también producen cultura?. ¿Se les acabarán los “certámenes” o el “financiamiento”?. Juramos que la mitad de sus detractores, cuyo número crece como la espuma en las resacas de su Vigo natal, se quedarían sin argumentos si se pone a la cabeza de esta proposición.
Otro chute: no es posible, Señor Ministro, que guarde silencio sobre la aprobación en primera discusión de la Ley Nacional de Cultura. Ni siquiera las publicaciones periódicas que edita el CONAC ( TODOS ADENTRO, A PLENA VOZ, CONACTUALIDAD, etc.) hacen parte de esta trascendente discusión que marcará los destinos culturales de la nueva república. Créanos, es algo que nos intriga hasta la pesadilla. El Ministro de Cultura y sus inmediatos subalternos poco opinan del “debate” sobre la Ley de la Cultura. ¡Insólito!.
Esa gran discusión nacional (la “constituyente cultural” que tantas interrogantes causa) quizás se haría con la mitad de los recursos que se destinan a cualquiera de los certámenes culturales con que nos amenazan en el calendario por venir. De allí puede salir el dinero. Costaría menos de lo que piensa o le dicen sus asesores. Creemos que en el Estado Miranda para tal iniciativa hubiese bastado invertir lo mismo que costó la pancartota que se colocó en la sede del CONAC en la Torre Norte de El Silencio el año pasado (¿100? ¿150 millones?).
Para terminar una perla reveladora expresada en la entrevista: “Trato de reservar la energía para debatir con la oposición de verdad, la que añora la gestión cultural puntofijista”. O sea que quienes disienten con usted de este lado también son oposición pero de mentira. O sea que no hay debate posible con quienes adversamos su proceder y no añoramos la gestión cultural puntofijista .
Muchos necesitamos y queremos estar de su mismo lado Señor Sesto. A su ladito y de gratiñán, sin aceptarle cargos o morocotas, pero usted y sus huestes nos ponen las cosas difíciles. La polémica debe ser entre nosotros, “Revolución en la revolución”, la llaman. La oposición del “SI” se quedó sin discursos, candidatos, ni votos.¿Con cuál de esos intelectuales de pacotilla va a debatir?. ¿con Manuel Caballero? ¿con Pérez Oramas?.¿ con Arraiz Lucca? ¿Cuál de las vacas culturales del pasado que todavía rumian en El Nacional argumenta aunque sea una solita razón cultural digna de discutir?. ¿Abreu? ¡Por favor!. ¿Lo ve?. Mas rico es pelearnos por este lado aunque se pretenda la vindicta.
Abramos un “toma y dame” amplio sobre esa “visión un poquito más compleja y completa de lo que es la participación” que dice tener. Somos de los que piensan que el Ministerio a su cargo y las instituciones oficiales que existen deben ser parte de la discusión y dudamos que esta sea posible si el Todopoderoso Estado no construye los auditorios de la misma en común, no con quienes se dicen sus representantes, tampoco con esa camarilla diletante que tanto reniega de usted en los cafetines, teatros o centros culturales, de acuerdo, sino con el PUEBLO, ese de los barrios, poblados y caseríos. Muchos males dejó la Cuarta en materia cultural, entre ellos la creencia vulgar de que el desarrollo de un país se mide por kilómetros de carreteras u orquestas sinfónicas creadas. También dejó los males del “cuanto hay pa´eso”, la dispersión, el sectarismo y el egotismo en muchos de nuestros trabajadores culturales y artistas; eso pesa un mundo y desorganiza. Bien lo sabe de sobra. Por eso necesitamos y queremos estar de su lado y por eso usted también debiera viceversa a pesar de que lo descalifiquen.Si se le ocurre otro camino para el objetivo por favor dígalo.
A lo mejor los proyectos que le presentan sobre el tema no son ”razonables” pero ¿pueden serlo en este hervidero histórico, en este menjurge cultural? ¿El Plan Robinson de alfabetizar un millón de venezolanos al año lo era?. Llegamos a un millón trescientos. ¿Qué “otras formas de alcanzarlo” puede haber que no sea entrompar las ideas fieramente, como corresponde en este trópico, en esta profusión de sentimientos culturales, en esta algazara étnica de africanos, indígenas, europeos y gallegos?. Lo que importa es el tamaño de la pea...
Quizás en ese posible escenario nacional, Señor Ministro, no le brindaría al Presidente la oportunidad de un discurso ante invitados ilustres pero la revolución cultural ganaría sustancia, entusiasmo y mucho pueblo.

10 agosto 2005

Alí, Luisito van Beethoven y Silva (bis) o el “sincretismo” de la zona tórrida.

Encontramos en nuestro buzón electrónico un correo enviado por un amigo de otro amigo de un amigo. El correo, aparentemente, fue escrito por el señor Diego Silva Silva y circula por allí.
En las líneas en cuestión se dedica el autor a comentar señalamientos que hacemos y publicados en la página de Aporrea, referidos a eventos musicales y lineamientos culturales del actual gobierno.
Primero lo primero. Sobre las descalificaciones personales no tengo nada que escribir salvo que enorgullece que se nos tilde de resentido (ya lo dijimos. Re-sentir: sentir de nuevo).
Lamentamos si, que en el escrito de Silva se tergiverse olímpicamente y se ignore lo más importante de lo que señalamos. En los dos escritos que el interfecto alude no nos referimos solo a “hechos puntuales” o “pequeñas expresiones de lo mismo” (¿el apocalipsis de La Carlota una pequeña expresión?) sino que exponemos de manera crítica dos desaciertos más en la lista de la política cultural en la V República, apuntamos a problemas y vicios generalizados que se siguen manifestando en la actualidad desde las instituciones culturales oficiales. Se resiente Silva de nuestros comentarios sobre los circos musicales que se montan en el Teresa Carreño, concebidos según “para dignificar a los artistas nacionales”, espectáculos de los que el ha sido uno de los artífices. Ignora, repito, lo más importante.
A confesión de partes relevo de pruebas dicen. Escribe el señor “...el homenaje, en el péndulo eterno era una promesa”; no tenemos más remedio que volver sobre lo mismo, bueno pues... ¿y a cuenta de qué las orquestas del estado deben estar al servicio de un particular? ¿porqué pagar “su promesa” a costilla de los contribuyentes? ¿cómo se programa una orquesta para cumplir la “promesa” de alguno?.Interrogamos de nuevo: “¿Quién decide? ¿Quién tomará las decisiones en este spaguetti cultural de la quinta república?.(...)¿Quién y cómo se decidió lo del homenaje a Alí Primera? ¿Cómo y con cuáles criterios se decide el repertorio?. ¿A cuenta de qué una orquesta debe estar al servicio de las apetencias de alguien en particular?”. (http://www.aporrea.org/dameletra.php?docid=12784)
Esas preguntas, por Dios, quedaron en el aire y nadie mejor que el aludido para contestarlas.
Pero hay más. Parking balls a lo siguiente que ya se comenta en el medio: desde su nombramiento en la Junta Directiva de la Fundación Orquesta Filarmónica Nacional Silva ha montado con la misma orquesta tres grandes espectáculos como compositor, arreglista y director artístico en el Teresa Carreño. ¡Qué contraste con el resto de la centena de compositores y compositoras nacionales que también, para ser justos, merecen su espacio, sean escuálidos, ni-ni o chavistas; eurocentristas o sincréticos!. Hablo sólo de los últimos meses pero buscando un poco en la red sobre las posibilidades que ha tenido el señor Silva al ser difundido nos encontraremos con algunas sorpresitas pues en su correo se queja de que “ se le ha silenciado”, “se le ha negado el derecho al trabajo” y “saboteado” pero ha disfrutado oportunidades que no han tenido algunos de sus colegas a quienes se puede tildar de ser “acólitos” fervientes del Abreu que aborrecemos.
Otra cosa. Culpa de muchos, vergüenza de nadie. La Filarmónica es un ente tutelado del CONAC que tanta migraña le causa al señor Silva y del que muchos (sospechamos que Silva está en el lote), por más que reneguemos, hemos recibido algún estipendio por re o por fa , en este gobierno o en los anteriores, así que los caminos, el repertorio y los sueldos de los ejecutantes del novísimo sincretismo en ciernes conducen a Farruco y Abreu (y viceversa, el vituperado dúo conduce a la Filarmónica). O sea sus conciertos “sincréticos” tienen que ver, aunque lo niegue, con el CONAC y el Ministerio que manda el dinero a la orquesta, así PEQUIVEN, SACVEN O CONATEL. se bajen de la mula con algodoncito.

Una información importante que al parecer ignora Silva Silva: en su escrito niega ser empleado (cierto) pero comenzó a ser funcionario público desde que asumió el cargo en la Junta Directiva, si es que no ha renunciado; no lo estamos inventando sino que lo estipula la LEY CONTRA LA CORRUPCIÖN. No estaría de más leerse completito una y otra vez su capítulo III; a veces pensar que se tiene la razón absoluta y creerse la verga de Rodrigo lleva a confundir los intereses particulares con los del erario público. OJO!: no acusamos al señor Silva de nada, simplemente invitamos a una lecturita de media hora que también haremos por acá.

Citamos una parte, exacta y literalmente como nos llegó, del escrito de Silva refiriéndose a quien suscribe:

“Fué el también quien, en un arrebato de honda sabidurìa y de manejo de la historia, se refirió a Beethoven como Ludwig, asi mismo, luisito puès, y nos dijo que dejaramos a Ali con su cuatro en su tumba (no sabìa el advenedizo personaje que este servidor realizó arreglos orquestales a Ali en vida y que el Homenaje En el pèndulo eterno, era una promesa) confundiendo la herencia con el tributo cultural a los valores de la dependencia. LLama refrito a honhrar la obra de Ali, pero no llama refrito a la repeticiòn permanente del mismo y cansado repertorio de las orquestas (referido a cuatro o cinco paises de europa central y a unois 250 años de historia 1750-1900) ´a las que se les otorga cuantiosas sumas sin que obtengamos a cambio una merecida divisa traducida en Desarrollo, Independencia, Identidad, y no en un crecimiento sin desarrollo que afirma los lazos de la dependencia y sigue proponiendo la verguenza ètnica y la desnacionalizaciòn. “

Seguimos con un comentario estético invitando a la polémica, desentrañando el fárrago. Trataremos de entrar en sustancia. Nunca hemos dicho o escrito “que dejáramos a Alí en su tumba” como se afirma en el párrafo citado que el autor remitió a medio mundo.. Olvidamos y le dejamos pasar esa calumnia, en arras de darle altura al discurso. Admiramos a Alí Primera como a otros muchos artistas nacionales. Pero una cosa es admirarlos, escucharlos o difundirlos y otra muy distinta forzarlos a golpe de arreglos y mandarriazos armónicos y rítmicos en un formato musical que le es ajeno para “dignificarlos”, por más promesa y “sincretismo” de por medio que haya.. Mucho camisón pa´Petra. Entiéndasenos bien y no se nos tergiverse de nuevo: Alí el camisón, Petra la Filarmónica. Alí multiplicado en voces anónimas, en marchas y conciertos en las plazas (conciertos tan dignos como los del Silva de estos tiempos o más porque no hay emolumentos ni instituciones por medio), sus epígonos machacándolo en el Teresa Carreño. Vivaldi y Las cuatro estaciones, los Canarios y su follón electrónico. Es lo que los estetas llaman “descontextualización de la expresión artística”. Otros “resemantización”. La forma manoseada al extremo de desnaturalizar el contenido. Tela para cortar mis vales. Es la misma Filarmónica, en la misma sala y en noviembre del 2002 pero aquella vez con Caramelos de Cianuro y Los Amigos Invisibles ( en serio, sucedió de veras). De eso se trata.
Interesante propuesta para la Junta Directiva de la Filarmónica y otras orquestas: programa permanente de difusión de grandes compositores latinoamericanos y venezolanos: Alberto , Carlos , Hector , Ignacio y Evencio, entre otros (¡esos si que son sincréticos mis gallos!. Así mismo SINCRÉTICOS, en mayúsculas y sin comillas. Sincréticos desde hace décadas, cuando el término y la tendencia comenzaban a despuntar y no era retórica para justificar desatinadas pretensiones!).. O si se prefiere llamarlos así: Ginastera, Chávez, Villalobos, Cervantes y Castellanos. Nos gusta llamarlos por sus nombres de pila, así como a Beethoven lo seguiremos llamando Ludwig, Luisito pues pa¨los panas. ¿Porqué tan confianzudos? por la misma razón por la que nos atrevemos a decir Alí, a los dos (a Beethoven y a Primera) los sentimos muy nuestros y además porque entendimos hace tiempo que el primer paso para romper los paradigmas es comenzar a mentarlos de otro modo. Así que mejor nos entendemos, sí Alí es Alí, Beethoven bien puede ser Ludwig aunque se extrañe el señor Silva
El quid del asunto, el punto de quiebre está en que no se enfrenta ningún paradigma musical ni se dignifica lo nacional parapeteando semejantes pastichos. Tampoco nuestros artistas son más dignos porque pisan la reputadísima sala.. Hay que apuntar más alto y creo que Silva Silva lo intenta pero finalmente el engreimiento y el chance lo obnubilan y termina arrimando el mingo para el lado que no es, es decir el suyo propio, el del peculio o proyección personal, no lo sabemos, es algo que debiera aclarar él mismo.
Carlos Murillo
P.s.: No tenemos ideología.. Nuestro marxista clásico vernáculo lo repite y lo dice: ideología es igual a falsa conciencia. Lo dijo Silva (Ludovico, no el otro clásico, es decir, no Diego Rafael).

03 agosto 2005

Elvis Crespo, La Carlota y la canción necesaria: la música en la V República

Recientemente pudimos asistir al "Megaconcierto por la paz y la solidaridad" programado como preámbulo del Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes realizado en La Carlota, el pasado 24 de Julio.
Preferiríamos no hablar del objetivo y sentido del evento pues por más que le demos vueltas y vueltas en las neuronas al asunto, buscándole la honesta intención, queda un saborcito a negocio, a despilfarro, a capricho financiero que por momentos nos hace avergonzar de habernos calado las nueve colas para votar a favor de la V República, una de ellas con una soberana constipación pulmonar y otra en el extranjero en la que los funcionarios consulares vestían franelas de un partido de oposición, razón por la cual armé una trapisonda de antología y terminé coñaceado en un calabozo atestado de junkies. O sea, quien suscribe estos párrafos no es un escuálido o un recién arrimado a los vientos del cambio. Me puedo definir con orgullo como un chavista resentido; el resentimiento no es un defecto como generalmente se cree sino una de las cualidades humanas mas encomiables. Re-sentir: sientes cuando eres víctima de una trastada ergo te arrechas; luego te acuerdas de la misma mierda y sientes de nuevo, ergo te vuelves a arrechar. Así nos pasa con ciertas cosas. Así, luego de días y días seguimos sintiendo en presente lo sucedido en el evento de La Carlota, pues.
Uno pudiera echar tierrita y olvidar el asunto de marras si tan sólo se tratara de dinero perdido, a fin de cuentas vivimos el año de mayor bonanza petrolera de nuestra historia y unos dólares menos suman poco en la cifra total, es decir no se notan, pasan desapercibidos para la mayoría de venezolanos y venezolanas que, total, ya tienen sus Mercales, Barrio Adentro y Vuelvan Caras, entre otros planes, beneficiados de la riqueza nacional para horror de las oligarquías.
Hasta allí bien y tal.
Sin embargo es imposible callar ante el irrespeto, ante el atropello, ante la discriminación grosera y descarada. Por un lado observamos en el mencionado evento una tarima colosal dispuesta para los artistas extranjeros y por otro, en segundo plano y con menor logística, otra para el talento venezolano. Dolorosas la caras de indignación de comprometidos artistas nacionales, veteranos de mil trincheras, en semejante trance. Vergonzoso, según me dijeron después quienes veían el acto por VTV, el corte en vivo que le dieron a Evio Di Marzo cuando criticaba, para desquite de nuestra indignación, el atropello que se cometía.Fue notable en la promoción del evento la discriminación en los créditos hacia los artistas nacionales, algunos de los cuáles ni siquiera fueron incluidos en los avisos de convocatoria. Es más, da la impresión de que los pocos que fueron incluidos lo fueron para cumplir la formalidad, que lo importante era la convocatoria masiva, justificar la inversión y por si acaso cumplir con la venia obligada al talento nacional "pa' que no digan".
Nos preguntamos, por ejemplo, ¿Qué contribución al panorama musical latinoamericano ha hecho Elvis Crespo o Ms. Brian?. ¿Cuál es su mensaje pacifista o antiimperialista?. Sin desestimar sus posibles cualidades y el favoritismo del público pensamos que, en el mismo orden del XVI Festival de la Juventud y los Estudiantes, debieron idear un espectáculo de mayor contenido político o por lo menos con un mensaje que, en vez de reforzar los valores del arte comercial, fuese reflejo de la tremenda lucha cultural y estética que libran los pueblos del mundo contra las pretensiones ideológicas imperiales. ¿O es que no hay en el panorama internacional grupos que, aún siendo comerciales, reflejen la identidad de los pueblos y denuncien la perrería capitalista.
Lo grave es que esto no fue un episodio aislado, un desatino pasajero, una decisión producto de una curda que se lamenta al día siguiente mientras pasa el ratón. Los desafueros culturales de los que toman las decisiones en la materia a nivel del alto gobierno no paran sino que empeoran acto tras acto, encuentro tras encuentro, asignación tras asignación, festival tras festival. Ya anuncian con bombos y platillos al mismo Elvis para el cierre del Festival. ¡Inaudito!.
Este gobierno asigna, a través del Ministerio de Salud y Desarrollo Social no menos de 48 mil millones de bolívares al llamado Sistema de Orquestas Sinfónicas Juveniles e Infantiles de Venezuela, sin contar con las asignaciones que por vía del CONAC, gobernaciones y alcaldías, así como otras inversiones de la empresa privada o instituciones del gobierno, se hacen a otras orquestas de corte sinfónico fuera del sistema. De tal inversión la mayor audacia estética son los circos musicales vernáculos que se montan en el Teresa Carreño y si queremos encontrar el logro social debemos conformarnos con afirmaciones de José Antonio Abreu tales como "240 mil niños y jóvenes están siendo atendidos socialmente a través de un arte, este es un caso único en el mundo. De tal manera que el arte demuestra en Venezuela su capacidad para producir realmente una profunda transformación en la estructura social, atendiendo integralmente a la infancia y la juventud". No agregarémos nada a esto pues se nos acatarran las amígdalas y en un rato debemos salir a matar el tigre que nos da el sustento en la tasca.
Nos gustaría conocer la opinión del Ministro Sesto. ¿Cómo justificar que a la par de tanta inversión que hace el estado en la música, se produzca un acto como el de La Carlota? ¿Qué instituciones culturales participaron en la organización del evento (si las hubo)?. Si ninguna institución tuvo que ver con ello pues peor aún ya que una producción musical de tal magnitud y cobertura mediática no puede estar librada al albedrío de cualquier equipo de producción caprichoso y sin ideas claras o ¿es que además de salir a barrer las calles el Comandante Chávez tendrá que ocuparse también de montar las tarimas?.
Cabría preguntarse además sí lo que se invierte en este tipo de eventos (sea en el Teresa Carreño, El Poliedro o La Carlota) se equipara a lo que se invierte en atención y seguridad social a nuestros artistas. También podríamos preguntarnos cuanto ha invertido el Estado, a través de sus entes culturales en el proyecto de estudio de producción y grabación para aquellos a quienes las disqueras comerciales nos resultan inaccesibles; un proyecto del que se viene hablando desde los tiempos cuando el finado Armas era Presidente del CONAC, idea que fue la ilusión para que abandonara mi trashumar de ex-becario del Plan Ayacucho y músico mendicante en la vieja Europa y regresara a mi pequeña Venecia, a vivir en carne propia esta loca revolución, para alegría de mi esposa Angelines, catira hermosa y aún con remordimientos de la sangre por la conquista española, nieta e hija de comunistas republicanos que no se pela un "Alo Presidente" y me pide cordura ("Joder... deja el arrebato y acuérdate que la impaciencia perdió a la Segunda República). Del bendito estudio de grabación mentado por cuanto Presidente y funcionario ha pasado por el CONAC ¡nada! o ¿será que existe pero clandestino y para algunos aprovechados?. Si me equivoco que alguien me lo diga por favor. De las oportunidades para los artistas excluidos: un poco; hay que reconocer los intentos y los logros, contados pero esperanzadores a pesar de Abreu y de las nuevas roscas orquestales. Ni modo, sería mezquino desconocer los avances de la revolución en el terreno cultural solo porque no ha llegado el agua a nuestro molino. Creo que el acto de mayor significación cultural de cualquier revolución en el mundo ha sido repartir 1 millón de ejemplares de El Quijote, "el hombre como debiera ser", un libro que siempre nos ha parecido de lo más subversivo si nos lo tomamos a pecho y nos dejamos conmover por su lectura. Y ese, a nuestro entender un poco galleguizado por Angelines, es un gesto al que incuestionablemente le roncan los motores cuando se trata de desenmarañar las intenciones del funcionariato en el plano culturoso.
Como decíamos antes, el fiasco de La Carlota no es un hecho aislado. Pareciera no haber coherencia en las políticas culturales en lo que respecta a las Artes Auditivas, a no ser para el dispendio en la producción de "mega actos", sean refritos de Alí Primera o pachangas con Eddy Herrera y Elvis Crespo más nuestros artistas nacionales para guardar las apariencias. Mientras, en el CONAC, un director renuncia silenciosamente y otro es aventado al cargo por los malos aires de la Convergencia yaracuyana. Por cierto nos dicen, aunque no nos consta, que este yaracuyano hizo una reciente pasantía burocrática en la Sinfónica Municipal, de haber sucedido no estaría de más averiguar porque salió de allí. Mientras y para completar, una oportunidad deliciosa para debatir el tema cultural como es la Ley Orgánica de la Cultura pasa por debajo de la mesa y, tirando con mampuesto, se busca aprobar en la Asamblea Nacional. Sigue empeorando el enfermo.
Por último, ¿tendrá sentido publicar lo anteriormente escrito?. Creemos que si. Creemos que hay capacidad, talento y compromiso para desfacer los entuertos. Creemos que de manera concertada, enfrentando los viejos esquemas, reforzando las nuevas prácticas y actores y con el concurso de todos -a pesar del oportunismo que nunca falta- podemos fortalecer lo que ya hay y construir las bases culturales que necesita la nueva Venezuela.
Es necesario, eso sí, más diálogo y más oídos atentos de la actual gerencia cultural. Un poco más de cuero duro para los tirapiedras, para los desesperados, para los vociferantes -entre los cuales me cuento- que al fin al cabo perseguimos los mismos objetivos aunque con menos paciencia. Haría falta más ojo avizor para los camaleones y escaladores de todo cuño que se siguen colando en la administración cultural y los que vienen de antes. Cuando digo de todo cuño es exactamente eso: de todo cuño, quiero decir, los que loan a Abreu y los que se dicen sus víctimas, los de boina roja y los "ni-ni", los que lisonjean al Ministro y los que le lanzan denuestos.
Haría falta, en fin, más revolución.